Crear un entorno de juego es una de las mejores cosas que podemos ofrecerles a los más peques, y entre los diferentes juegos posibles, el de jugar a disfrazarse es uno de los más interesantes. Tanto para motivar la creatividad y despertar la imaginación, como para jugar con diferentes identidades que ayudarán al niño a perder su timidez o vergüenza. Y es que disfrazarse no se limita solo a lo lúdico, es una forma de acercar a los peques también a cosas que pueden asustarle para que se rían de ello y así, poco a poco, se vayan dando cuenta de que no tienen que tener miedo y superen su temor. Desde disfraces de fantasmas o incluso de dentista si es que le temen (algo muy habitual en muchos niños y niñas).