La decisión de llevar a nuestro familiar mayor a una residencia de ancianos siempre ha sido de las más difíciles, tanto para el adulto mayor como para la familia, en gran parte por la concepción que suele tener de este tipo de lugares, que, para muchos, son sinónimo de abandono. Sin embargo, muchos de estos lugares se esfuerzan en crear un ambiente idóneo para que las personas de la tercera edad vivan sus años dorados en compañía de otras personas de su edad y lleno de cuidados, atenciones y actividades, siempre todo bajo la observación de personal profesional y capacitado.