¿En qué consiste el aislamiento acústico?

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La contaminación acústica afecta a nuestra calidad de vida. No es tan visible como otros tipos de contaminación (polución, tratamiento deficiente de residuos, etc.), pero tiene una indudable repercusión sobre nuestra salud a corto, medio y largo plazo.

Los expertos de Crear Sur, una empresa de Granada especializada en todo tipo de aislamientos para los hogares, subrayan que el aislamiento acústico es tan importante como el térmico para hacer que una casa sea confortable.

Tendemos a pensar que hay que insonorizar aquellos edificios donde se produce ruido, para no molestar a los demás: un local de ocio nocturno, donde la música está muy alta; una sala de conciertos; una fábrica, donde las máquinas están funcionando durante gran parte del día. Tan importante como eso es proteger los edificios de la recepción de contaminación acústica.

Pensemos por un momento en un piso ubicado en una avenida de entrada a una ciudad. Hay millones de viviendas de este tipo en las que viven familias. Desde las 7 de la mañana hasta las 11 de la noche hay un zumbido permanente producido por el tráfico incesante de los vehículos que se percibe incluso en una sexta o séptima planta. Las personas que viven allí terminan acostumbrándose, pero lo cierto es que su cuerpo está sometido al impacto permanente de ondas sonoras. Es como si los estuvieran centrifugando. Sus organismos se hallan en continua tensión, lo que hace que no puedan descansar como es debido, acumulando un nivel de cansancio que se traduce en un envejecimiento prematuro y en una mayor propensión a sufrir enfermedades: pérdida auditiva, desajustes cardiacos, cáncer, etc.

Más grave si cabe son las barriadas ubicadas cerca de los aeropuertos. El despegue y aterrizaje de un avión genera 120 decibelios. Casi el triple que una conversación. Reflexiona sobre lo que supone escuchar esto durante gran parte del día. No es extraño que los municipios cercanos a los grandes aeropuertos sean pueblos obreros: El Prat del Llobregat en Barcelona o Barajas en Madrid. Alguien con un nivel adquisitivo alto nunca se le ocurriría vivir en esos lugares.

El progreso nos ha hecho la vida más cómoda, pero tiene impacto sobre nuestra salud. Por eso, debemos proteger nuestros hogares, para que el ruido nos afecte menos a nuestra vida diaria.

 ¿Qué ruido soporta el ser humano?

La Organización Mundial de la Salud recomienda no exponer nuestros oídos a ruidos superiores a los 65 dB para garantizar una buena salud y bienestar.

Si la exposición es superior a los 85 dB tenemos riesgo de sufrir sordera crónica. Si el sonido supera los 100 dB puede ocasionar pérdida auditiva inmediata.

Para que nos hagamos una idea, el murmullo de fondo que se percibe en un restaurante abarrotado ya alcanza los 65 dB. Una discusión a gritos, el tráfico en la ciudad o una moto a poca distancia, superan los 70 dB.

La sirena de los coches de policía, el paso de un tren o la maquinaria de una fábrica opera entre los 80 y 90 decibelios. Un atasco en la ciudad, con los coches tocando el claxon, puede llegar a colocarse en 95 dB.

Señala la Asociación Española de Otorrinolaringología que en las ciudades industrializadas, 3 de cada 4 habitantes presenta algún grado de pérdida auditiva. Sin hacer nada especial, los habitantes de las ciudades comienzan a perder el oído a partir de los 20 años.

Durante un largo tiempo la sordera es moderada, solo afecta a las frecuencias agudas y se puede revertir. El daño auditivo suele ser lento y progresivo; sin embargo, llega un momento en el que se convierte en crónico e irreversible. La falta de percepción auditiva alcanza a las frecuencias medias y más tarde, a las bajas, llegando a ocasionar sordera severa en algunos casos.

¿Cómo se aísla acústicamente una casa?

Se supone que los hogares deben ser un refugio para nuestro bienestar. La normativa española establece que en las viviendas no se deben superar los 35 dB desde las 8 hasta las 21:00 horas, ni los 30 dB durante la noche.

El blog de la cadena de tiendas de bricolaje Bauhaus comenta que existen diferentes opciones, que aplicándolas de una forma combinada, se puede lograr insonorizar un hogar. Estas son algunas de las más frecuentes:

  • Acristalamiento de las ventanas: El aislamiento acústico en los cerramientos lo producen los cristales. Por tanto, para minimizar el efecto del ruido es conveniente colocar ventanas de doble o triple acristalamiento.
  • Dobles muros. Los trasdosados son una práctica habitual en la construcción en nuestro país. Se trata de levantar un muro paralelo, exterior o interior, que ya de por sí crea una cámara que amortigua el impacto de las ondas sonoras. Para aumentar su eficacia es habitual rellenar estas cámaras con algún material aislante, tanto térmico como acústico. Hoy, gracias a las técnicas de insuflado, en muchas ocasiones, se puede hacer sin necesidad de obra.
  • Levantar falsos techos. Construir falsos techos es otra de las técnicas habituales para insonorizar nuestra casa. Para hacerlos más eficaces, también se suelen rellenar con algún material aislante.
  • Instalar puertas de madera maciza. Las puertas de madera maciza, las que se empleaban antiguamente, son más eficaces para no dejar pasar el sonido que otros materiales utilizados actualmente como el conglomerado.
  • Poner tarimas flotantes. En el mismo sentido, si colocamos una tarima flotante de madera sobre el techo original de la habitación, aumentaremos su insonorización.
  • Insonorización de bajantes. Las tuberías de agua y de gas de los edificios, aunque no lo parezca, son un estupendo canal de transmisión del sonido. A través de ellas podemos escuchar, sin pretenderlo, las conversaciones de los vecinos o el ruido que se produce en otras casas. Cuando escuchamos ruidos procedentes de otra vivienda no siempre se debe a que los tabiques divisorios entre las viviendas sean finos. Recubrir los bajantes con algún material aislante es una práctica de construcción recomendable.
  • Aislar las cajas de las persianas. Las cajas en las que se enrollan las persianas de las ventanas no solo son un hueco por el que sale el calor de la casa, sino que también permite entrar el ruido de la calle.

Materiales aislantes.

Gran parte de los materiales que se utilizan para el aislamiento térmico tienen la capacidad de amortiguar la vibración acústica. Entre ellos cabe destacar la lana de roca. Un material fabricado a partir de roca volcánica que ofrece una gran cantidad de prestaciones. Desde el aislamiento del frio y del calor dentro del hogar, la protección frente a las humedades y el hecho de que es un material prácticamente incombustible, lo cual hace que funcione como cortafuegos en caso de incendio.

 La fibra de vidrio es uno de los materiales que mejor insonorizan una habitación. De hecho, lo utilizan para aislar acústicamente las salas de los estudios de grabación y las cabinas de las emisoras de radio. Se fabrica a partir del fundido de vidrio reciclado y arena a alta temperatura.

La espuma de resina de melanina es un material ligero que insonoriza bastante bien. Cuando lo vemos, puede parecer una espacie de plancha de goma espuma o corcho flexible artificial. Dependiendo de su grosor, el nivel de aislamiento sonoro puede ser mayor.

Las gomas y plásticos como el poliestireno, el poliuretano y el poliestireno expandido, utilizados en el aislamiento térmico de paredes y techos, tienen un gran efecto en cuanto al amortiguamiento del sonido. Se pueden encontrar en diferentes versiones. Desde planchas hasta espumas, en algunas ocasiones, inyectables.

Algunos remedios caseros.

Aunque no son tan eficaces como colocar ventanas de PVC con doble acristalamiento o aislar paredes y techos con materiales especiales, lo cierto es que podemos limitar que el sonido se expanda por nuestra casa a través de ciertas soluciones de decoración.

Una de ellas es colocar alfombras o moquetas en el suelo. Los materiales textiles blandos amortiguan el sonido, sobre todo, el que proviene del exterior.

En este mismo sentido, las cortinas que colguemos en nuestras ventanas y balcones, contribuyen a reducir la entrada de sonido procedente de la calle. No podemos decir que sea una solución eficiente al 100%, pero sí es un elemento que da un plus de protección.

En cuanto a muebles que contribuyan a insonorizar una habitación, sin duda alguna, el más efectivo es una librería llena de libros. Además de proveernos de cultura, los libros ordenados en las estanterías, crean un muro que amortigua las vibraciones del sonido, evitando que se expanda por otras partes de la casa. Las librerías son efectivas tanto para frenar el sonido que se produce dentro de una habitación, como para reducir la entrada de ruido procedente del exterior.

No es extraño, pues, que las bibliotecas sean unos de los lugares más relajantes que existen. Además del silencio necesario para poder leer o estudiar, son recintos insonorizados de una forma natural.

En los últimos años, se ha puesto de actualidad hablar de aislamiento térmico y de eficiencia energética. Sin embargo, no podemos desatender la insonorización de nuestros hogares, sobre todo si aspiramos a llevar una vida cómoda y apacible.

 

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