Protección para los olivareros

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Hace cuestión de tres meses aproximadamente, los olivareros de Jaén, seguidos a posteriori por los de muchas otras comunidades, cortaron en manifestación la autovía para pedir un precio justo para el aceite. Los motivos ya los conocemos, les pagan poco y mal por sus aceitunas, tampoco pagan bien a los productores de aceite y luego se vende el AOVE en los supermercados como el llamado “oro líquido” que es, a un precio que no todos pueden permitirse. ¿Cómo puede ser que se pague tan mal el producto base y luego tan caro el resultado final? Pero hoy todo eso se ha olvidado, el Covid19 ha provocado una situación alarmante en todo el país que deja en mal estado cualquier tipo de economía, o casi todas, y no solo la agraria.

En el Centro de Olivar y Aceite de Jaén, toda una institución del aceite de oliva virgen extra donde hacen catas, oleoturismo, talleres de cocina, formación, e incluso cuentan con un museo del aceite y la oliva, aseguran que la situación del olivarero, que ya de por sí era bastante precaria en muchos aspectos, se ha agravado aún más con el coronavirus, por lo que consideran que ahora mismo hablar de lo que podría pasar es demasiado abstracto pues de desconocen aún las consecuencias directas de todo esto tanto en el precio del aceite como en la producción y el cultivo de la oliva.

Pero ¿qué podemos hacer al respecto?

Lo que se propone

Por un lado , hay muchos agricultores que abogan por las cooperativas que consiguen hacerte llegar los productos agrícolas, procesados o no, directamente a casa sin pasar por supermercados ni grandes superficies, lo que abarata bastante costes y permite a los productores cobrar algo más por su trabajo.

En la Cooperativa Nuestra Seora de los Ángeles llevan muchísimos años abogando por este método de venta y distribución. Hemos hablado con ellos, y están seguros de que fue la mejor decisión que pudieron tomar pues, desde 1961, aunaron los esfuerzos de los agricultores de la zona de Montellano para producir y envasar aceite de oliva virgen extra de diferentes variedades y hacer llegar esos productos tanto a profesionales del canal Horeca como al consumidor final a un precio competitivo y mejorando los beneficios de los olivareros.

Lógicamente no es la única opción, pero sí una de las que más adeptos está ganando en estos últimos años ya que, por ahora, es la única forma en la que ven viable sobrevivir en estos tiempos.

Sin embargo, sigue habiendo muchísimos empresarios que apuestan por el método tradicional, aunque lo de “tradicional” es discutible ya que antes de que se pusiera en marcha toda la logística del siglo XX lo que predominaba más era el método “cooperativa”, salvando las distancias del tiempo y la innovación, por supuesto. Pero ¿cómo podemos proteger el trabajo de los agricultores y olivareros siguiendo un método de venta y distribución tradicional? Los expertos aseguran que la clave está en las ayudas.

España, así como países productores como Italia o Grecia, son los que alimentan prácticamente a toda Europa, y no hablo solo del aceite sino de muchísimos otros cultivos que hacemos llegar a otros países importadores, sino también de los cítricos, las verduras, las legumbres y toda la fruta en general que cultivamos y exportamos. Debido a ello, Europa siempre ha otorgado ayudas a los países productores con el fin de que estos las repartan entre sus agricultores para asegurar así la producción año tras año y, aun así, no es suficiente. ¿Debemos seguir mirando a Europa? Tal vez no, tal vez la respuesta deba proceder de nuestro propio Gobierno para que regule el precio de la oliva y por supuesto el precio del litro de aceite en el comercio final. Y es que si los agricultores ganaran lo necesario para poder vivir y continuar con su labor única y exclusivamente con los beneficios obtenidos por ese cultivo, podrían invertir las pocas ayudas que les llegan en la instalación de invernaderos y otros sistemas de protección de cultivos que les ayudara a sobrevivir ante tormentas, granizo y sequías provocadas por el cambio climático.

En Montaje de Invernaderos, especialistas en la construcción de invernaderos agrícolas, aseguran que, aunque no todos los cultivos son aptos para este tipo de protección, sí lo es la mayoría cuando se adapta el invernadero al tamaño, la temperatura y la luz que el cultivo necesita, y este tipo de construcción podría proteger al agricultor de miles de euros en pérdidas año tras año, beneficiando así tanto al trabajador como al consumidor, que recibiría el producto sin una subida de precio por falta del mismo.

Ahora bien, ¿se pondrá en marcha algún tipo de medida una vez hayamos superado la crisis del coronavirus? ¿Cuánto falta para ello? Solo podemos esperar…

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