Una mirada joven con bótox y blefaroplastia

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Actualmente, de forma genérica y a nivel de calle, cuando hablamos de bótox a lo que nos referimos casi única y exclusivamente es a él como uno de los tratamientos más utilizados en la medicina estética para reducir o atenuar las arrugas de expresión del rostro, pero, al contrario de lo que la inmensa mayoría de la gente cree, la toxina botulínica (TBA) más conocida como bótox, es en realidad la toxina que produce el botulismo. Esta toxina destaca por las propiedades que posee, siendo la capacidad que tiene de producir parálisis muscular, su primer uso en medicina. Con su aplicación podemos poner solución para el tratamiento de un problema oftalmológico, más concretamente, para tratar el vicio refractario del estrabismo, saltando de esta especialidad médica de la oftalmología al campo de la neurología y posteriormente a la medicina estética.

La utilización del botox en medicina estética fue aprobada por las autoridades sanitarias hace más de veinte años y sus efectos en el tratamiento de las arrugas de expresión causadas por la pérdida o disminución de producción del colágeno que da firmeza a la piel o de la elastina que le da elasticidad, son espectaculares. Ahora bien, siempre hay que tener en cuenta que  sus resultados son prácticamente visibles y perceptibles a las 72 horas de su aplicación, como inconveniente tiene que su resultado no es permanente, es temporal pudiendo tener una duración máxima de 3 a 4 meses, a partir de los cuales las arrugas y líneas de expresión comenzarán a reaparecer de forma gradual. Para mejorar los resultados, uno de los tratamientos que mejor combina con la aplicación del bótox y que juntos forman una combinación perfecta en el tratamiento contra el envejecimiento facial es la blefaroplastia o cirugía de párpados, que consiste en la eliminación del exceso de piel y grasa que se encuentra en los párpados superiores e inferiores. Por ello y gracias a la experiencia de la doctora Cecilia Rodríguez, experta en cirugía plástica ocular, vamos a conocer de primera mano las diferencias que existen entre los tratamientos con bótox y el que se lleva a cabo mediante blefaroplastia.

  • El bótox. Es un tratamiento no invasivo, que no deja marcas ni cicatrices. Se aplica mediante inyecciones con agujas finísimas a nivel intra-muscular en el músculo o músculos que se desean relajar, por lo que es prácticamente indoloro. Su aplicación no requiere anestesia, se hace de forma ambulatoria y se puede aplicar en cualquier época del año. Apenas tiene contraindicaciones, ni produce efectos adversos como alergias, picores, nauseas…, en todo caso, en el hipotético caso de presentarse, estas no presentan ningún problema dado que es un tratamiento reversible que dura sobre 4 meses. La inyección de esta toxina se debe hacer bajo supervisión médica y será este especialista el que indicará la dosis adecuada para cada caso.
  • La blefaroplastia. Es una cirugía muy poco invasiva que se puede realizar mediante intervención quirúrgica, cirugía láser o química. Se realiza con anestesia local de forma ambulatoria. Sus resultados son definitivos. La duración de la intervención dura aproximadamente 40 minutos si se realiza en los párpados superiores y 60 minutos si son los párpados inferiores. Durante los primeros días es recomendable no realizar esfuerzos físicos, pudiendo recuperar la actividad diaria normal a la semana de la intervención, cuando se retiran los puntos de sutura. No quedan cicatrices visibles, puesto que las incisiones se realizan en las líneas naturales de los párpados superiores y justo debajo de la línea de pestañas de los párpados inferiores. Como efectos secundarios temporales se puede citar la dificultad para cerrar los ojos al dormir, visión borrosa, hinchazón y moratones o sangrado al reír. Las personas hipertensas, diabéticas, con problemas de cicatrización o coagulación sanguínea, en principio no son los candidatos ideales a someterse a esta intervención.

Otras aplicaciones no estéticas del bótox

Su campo de aplicación en medicina es muy amplio y cada vez se descubren nuevas aplicaciones. Sin ir más lejos, podemos citar que es un buen calmante contra el dolor de cabeza por lo que se aplica en el tratamiento de la migraña, contra la sudoración excesiva de las manos, vejiga hiperactiva, enfermedad de Parkinson, esclerosis múltiple, fibromialgia, tartamudeo, etc. Y es que sus aplicaciones, como veis, van mucho más allá de las que más comúnmente conocemos, con lo que el bótox es uno de los grandes aliados de la medicina actual.

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