Seguro que alguna vez has querido tener una planta de interior y al poco tiempo se te ha marchitado. Y es que cuidar una planta es más difícil de lo que parece. Porque para las plantas muchas veces el excesivo cuidado y mimo tampoco es bueno.
Pero no te preocupes, ya que en este artículo te vamos a contar los secretos para saber cómo cuidar una planta. Y para abordar muchas de las dudas surgidas por muchas personas, vamos a enumerar las causas más frecuentes por la que las plantas de interior se quejan amargamente.
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Ten cuidado con la falta de luz
La ausencia de luz es uno de los motivos más habituales por los que las plantas de interior se estropean.
También hay que decir que no todas las plantas son iguales y existen plantas que apenas necesitan cuidados ni luz. Pero en la mayoría de los casos las plantas de interior deben estar colocadas cerca de alguna ventana con la luminosidad suficiente para poder realizar lo esencial, la fotosíntesis.
Si por lo que sea no fuera así, mientras a la planta le quede energía, va a intentar buscar la luz desesperadamente alargando los tallos de forma anormal y produciendo hojas de mayor tamaño.
Además, siempre puedes corregir la ubicación de la planta antes de que las hojas se vuelvan amarillentas o empiecen a caerse. Como hemos comentado antes, ponla en un lugar iluminado, cerca de una ventana, siempre y cuando la luz solar no se proyecte de forma directa sobre la planta.
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El exceso de agua
La pregunta del millón, ¿Cada cuánto hay que regar las plantas? Pues lo primero que debes saber, es que por ejemplo, en el caso de las plantas de interior, es que estas necesitan de menos riego que el resto.
No obstante, el riego en cada tipo de planta puede variar. “En las plantas de pistacho hay que tener un calendario de riego para acertar con el correcto desarrollo. Normalmente se suelen realizar cada tres semanas entre mayo y junio y después hay que hacer cuatro riegos entre los meses de julio y agosto”, explican desde Viveros La Herriza, viveros especializados en plantas de pistacho.
Además, debes saber que todo el mundo tiende a hidratar en abundancia las plantas del jardín o la terraza cuando llega el verano para después reducir la frecuencia de riego en invierno. Y si, eso es lo más correcto, pero las plantas de interior al estar más protegidas, no depende tanto de las estaciones del año.
Esto no quiere decir que en épocas de calor no debas aumentar el riego, de hecho debes hacerlos pero en menor medida que a una planta de exterior.
Ten siempre la precaución de comprobar el drenaje de los recipientes, pues los agujeros tapados sean lo que sentencie a la planta.
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Cuida con la falta de humedad ambiental
Las plantas que adoptas en casa son especies tropicales en la gran mayoría, que necesitan de mucha cantidad de humedad.
Es evidente que las condiciones de una casa suelen ser muy similares al trópico, creando así algún que otro inconveniente para la planta. El síntoma más común es que las puntas de las hojas se sequen, pero lo conseguirás evitar con algo de mimo. Prueba a usar algún pulverizador humedeciendo únicamente las hojas, evitando tocar las flores.
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La planta debe tener temperatura adecuada
En cuanto a la temperatura, hay que extremar las precauciones ante los cambios bruscos de temperatura, o las corrientes de aire, ya que son el principal problema para las plantas de interior, haciendo que éstas pierdan sus hojas y se marchiten.
Ya sabemos que este tipo de plantas se encuentran a gusto dentro de la horquilla de los 15 a 25 grados, aceptando el cambio entre el día y la noche o entre el invierno y el verano, mientras no sean cambios muy bruscos.
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Debes hacer trasplante cuando crezca
El trasplante a una maceta mayor es algo inevitable que vas a tener que realizar cuando la planta vaya aumentando su tamaño. Salvo en algunas especies como la orquídea ya que las raíces deben estar liberadas, no pudiendo estar presionadas ya que tienen a enrollarse buscando como crecer y acaban ocupando todo el espacio quedándose sin aire.
Sobre todo al principio, cuando las compras es conveniente el trasplantarla a una maceta de mayor tamaño. Para ello debes utilizar un sustrato adecuado, con base de turba, poco nutritiva y que si se deja secar, se vuelve a hidratar sin problema ninguno.
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Alimenta tu planta con abono
Las reservas de sustrato se terminan muy pronto. No obstante, hay que seguir alimentando a la planta ya que si existe carencia de estos nutrientes, la planta corre el riesgo de secarse.
Es muy importante prestarle especial atención sobre todo en la época de crecimiento y floración.
Desde la primavera al otoño, puedes hacer uso de un abono líquido junto con el agua de riego. Otro fertilizante muy cómodo para las macetas es el granulado de liberación lenta, que abastece a la planta con todo lo necesario y durante un periodo más largo de tiempo.
Y estos son los consejos básicos que cualquier principiante debe conocer. Eso sí, si quieres cuidar tu planta debes conocer la especie para saber las condiciones óptimas de crecimiento, el riego recomendado y si necesita cuidados especiales.