Crear un entorno de juego es una de las mejores cosas que podemos ofrecerles a los más peques, y entre los diferentes juegos posibles, el de jugar a disfrazarse es uno de los más interesantes.
Tanto para motivar la creatividad y despertar la imaginación, como para jugar con diferentes identidades que ayudarán al niño a perder su timidez o vergüenza.
Y es que disfrazarse no se limita solo a lo lúdico, es una forma de acercar a los peques también a cosas que pueden asustarle para que se rían de ello y así, poco a poco, se vayan dando cuenta de que no tienen que tener miedo y superen su temor. Desde disfraces de fantasmas o incluso de dentista si es que le temen (algo muy habitual en muchos niños y niñas).
Al disfrazarse también le podemos ayudar a superar situaciones nuevas con las que no se encuentra seguro, y ese disfraz de Superhéroe puede ayudar a un niño algo tímido a superar las visitas.
Esta es la razón de que tener un sitio donde ir guardando varios disfraces y convertir esto en un juego habitual puede ser una idea muy interesante.
Las Enormes Ventajas de Disfrazarse
En la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes AEFJ afirman que “el objetivo de disfrazarse no es solamente “vestirse de”, los niños también quieren parecerse a sus ídolos y héroes. Disfrazarse es para los niños una forma de vestirse igual que su personaje favorito, y una forma de imitar comportamientos y expresiones que ven reflejados en su personaje de forma habitual”.
En el juego los niños interactúan unos con otros y usan su imaginación para recrear sus propios personajes y esto hace que se despierte su creatividad.
En este sentido, desde un punto de vista psicológico este sentimiento de confianza par encarnar un personaje o identidad diferente ayuda a aumentar el sentimiento de confianza como afirma un estudio llevado a cabo en 2015 por el Hanover College (Estados Unidos) que se basaba en el maquillaje en las mujeres.
En este estudio las mujeres que participaron en el afirmaban que se sentían más seguras de sí mismas cuando iban maquilladas que si iban desmaquilladas en una salida de fiesta o con los amigos.
Karen Pine, de la Universidad de Hertfordshire (Reino Unido), afirma que la ropa puede acrecentar o disminuir nuestros procesos mentales y nuestras percepciones, teniendo consecuencias cognitivas, sociales y emocionales según lo que visitamos.
La investigadora pidió a un grupo de estudiantes que se pusieran una camiseta de Superman para averiguar si la ropa con contenidos heroicos podía tener algún tipo de influencia en la forma de pensar de los participantes.
De esta manera, la docente descubrió que la indumentaria estimula la impresión de uno mismo y ayudaba a los participantes del estudio a sentirse mucho más fuertes físicamente.
La investigadora afirma así cómo la ropa puede cambiar nuestras mentes, y ese es el tema central de su libro “Mind What You Wear: The Psychology of Fasion” donde podemos entender de forma más amplia esta idea de cómo la forma en que nos vestimos influye nuestra forma de pensar.
En palabras de Pine “cuando los estudiantes llevaban la camiseta de Superman se calificaban a sí mismos como más agradables y superiores a otros estudiantes, y cuando se lees preguntó cuánto peso calculaban que podían levantar físicamente los que llevaban la indumentaria del superhéroe pensaban que eran más fuertes que aquellos que vestían una camiseta convencional o su ropa convencional.”
De esta manera, la investigadora comprobó cómo nuestros procesos mentales y percepciones pueden variar debido a la forma de vestirnos.
En este sentido, la moda en sí misma se convierte en toda una herramienta de empoderamiento y, el juego de disfrazarnos tiene interesantes posibilidades para soltarnos y descubrir facetas de nuestra propia identidad y sentirnos más seguros.
Lo mismo ocurre al elegir momentos para jugar a disfrazarnos y dar vida a ese personaje que más nos gusta y jugar a darle vida consiguiendo un juego creativo que nos dará total libertad para, paradójicamente, quitarnos nuestras propias máscaras.