Dicen que tenemos que levantar la economía del país, que pase lo que pase no podemos dejar de mover el dinero porque entonces estaremos perdidos, pero ¿qué dinero vamos a mover si no hay? Todos los sectores se van a vez afectados, en mayor o menor medida, pero es curioso que se hable tanto del turismo cuando hay otros, como la construcción, que va a caer tan estrepitosamente como el de las vacaciones o la restauración y el motivo es simple: si no hay dinero para otras cosas ¿cómo lo va a haber para comprar vivienda?
No vamos a decir una barbaridad tranquilos, por supuesto que el Turismo y la Restauración son dos de los sectores que se van a ver más afectados, eso es innegable, y decir lo contrario sería de necios, pero creo también es innegable que, como ya ocurrió en 2008, el sector inmobiliario y de la construcción también se va a ver sacudido, y recordemos que es la segunda vez que se le golpea con fuerza en 10 años.
Así que, si echamos la mirada hacia atrás, ¿qué teoría podemos poner sobre la mesa?
Pues si pasa algo similar a lo ya ocurrido, veremos crecer el número de reformas y bajar el número de construcciones y ventas de inmuebles.
Reformar y adaptar
¿Y esto por qué ocurre así? Pues básicamente porque quien no tiene economía suficiente como para comprar nada nuevo se quedará donde está, incluso aunque lo tuviera planeado previamente es posible que deshaga de esa idea por temor a una posible pérdida de empleo o pérdida monetaria de algún tipo. Al final, todo eso se traduce en una caída en las comprar de viviendas de obra nueva y segunda o tercera mano.
Del mismo modo caerán las reformas, no se trata de que cuando acabemos con el Covid19 las familias se vayan a poner a reformar sus viviendas como locas, ni mucho menos. Sin embargo, a la larga, aquellas familias que sí dispongan de unos ahorros y puedan permitirse mejorar su calidad de vida, es muy posible que prefieran invertirlos en una reforma que en la compra de una vivienda nueva pues, al final, es mucho más seguro y menos arriesgado al no dejar hipotecas pendientes ni deudas en el aire.
Hemos hablado con Reforma Integral Granada, del grupo Crear Sur, y aunque no tenían los datos exactos nos confirman que cuando se inició la crisis en 2008 ellos también se vieron muy afectados pero, pasado un año aproximadamente, empezaron a recibir peticiones de presupuestos casi todas las semanas, teniendo que ampliar su plantilla para poder hacer frente a tanta demanda de servicios.
Sobre el tipo de reformas que les solicitaban nos cuentan que había de todo, desde pequeña obra a grandes reformas integrales, pero sobre todo adaptaciones de viviendas con cierta edad a las comodidades del siglo XXI:
- Cambio de ventanas antiguas por ventanas de PVC aislantes.
- Cambio de instalaciones eléctricas para poder subir potencia de luz e instalar electrodomésticos como vitrocerámicas, aires acondicionados, climatización, suelo radiante…
- Reformas en baños
- Reformas en cocinas
- Sustitución de suelos
- Pintura de paredes
En otras palabras, además de la estética que las familias puedan querer, hablamos de reformas que mejoran la calidad de vida de los habitantes de la casa, sobre todo, y como decíamos anteriormente, adaptando las viviendas antiguas a las comodidades actuales.
Riesgos en la construcción
Pero ¿de qué problemas hablamos cuando decimos que el sector de la construcción también se va a ver golpeado? Pues lo principal, por supuesto, es que la crisis del coronavirus aumenta el riesgo de impago y las insolvencias de muchas empresas del sector, desde el fabricante de ladrillos hasta al arquitecto que diseña el plano. Además, el ladrillo es un sector cíclico que está vinculado a la situación económica de los países y si esta situación es mala, el sector del ladrillo caerá indudablemente.
Estos últimos años la inversión en la construcción había crecido de forma más rápida que el PIB, pero el coronavirus va a causar estragos, aunque se parta de una situación buena. Si a eso le añadimos que, aunque viniéramos de un estado óptimo, los expertos ya apuntaban a que 2020 sería un ejercicio marcado por las quiebras, la escasez de mano de obra y la caída de la inversión, es normal que ahora los pronósticos adviertan de que la crisis del coronavirus pondrá la puntilla al ejercicio y agravará el problema de la morosidad en la construcción. Un cóctel que explotará, sin lugar a dudas, este 2020.