Periodista. En mi opinión la mejor profesión del mundo, pero también la más maltratada. La verdad es que desde que tenía uso de razón, yo creo que ya con 10 años, sabía que quería serlo de mayor. Eso sí, de este hablo de finales de los años 80, y claro, poco o nada tiene que ver con el periodismo actual. Sí es cierto que al final, el mensaje es el mismo. Una persona que se que tiene que encargar de contar la verdad, pero también es cierto, que como en la sociedad, esa verdad puede tener varias aristas.
Como os decía, nada tiene que ver el periodismo que se hacía cuando yo tenía 20 años y estaba comenzando en esto, con el que se hace ahora. El gran cambio se llama nuevas tecnologías, redes sociales y clickbait, pero también es cierto que la mentalidad de las personas ha cambiado mucho. Con este artículo quiere reflejar cómo han cambiado algunos aspectos en estos últimos años. Si eres periodista seguro que sabes de lo que hablo, pero si quieres serlo te puede venir muy bien para saber cómo ha cambiado todo.
Horarios
Los horarios nada tienen que ver. Antes un periodista no tenía horarios, pero tampoco se veía obligado a fichar o dar explicaciones. El periodista salía a la calle en busca de la exclusiva. En busca de algo que ocurriera. Se reunía con personas, se tomaba cafés con posibles fuentes o gargantas profundas que le daban exclusivas. Eso ha cambiado. Ahora todo está más controlado, por desgracia se cuidan muy poco las fuentes, y esos cafés en busca de exclusiva pocos quedan. Ahora tu jefe te manda estar en la oficina, para meter noticias o para estar atento a las redes sociales de los famosos o de los políticos por si acaso les da por publicar una bomba informativa. En mi caso, lo he notado mucho porque ahora desde que trabajo en un periódico digital tenemos que fichar todos los días en una aplicación que se llama Track People. Ahora bien, también es cierto que este programa es muy aprovechable porque también te señala los días de vacaciones que te quedan o si has hecho más horas currando.
Nuevas tecnologías
Como os decía, las nuevas tecnologías han cambiado las reglas del juego. Y yo que soy de la generación 81 me considero que he tenido alguna noción básica, pero si pienso en otros compañeros que nunca vieron esto, creo que se han tenido que amoldar mucho. Ahora los periodistas son multimedia. Tenemos que llevar móvil, pero que sirva de grabadora, pero también hacer fotos e incluso vídeos. Todo vale. Los periodistas que estaban acostumbrados a los periódicos de papel, han visto cómo han tenido que cambiar el chip y hacer de hombres y mujeres orquestas. Además, ahora tienen que subir las noticias a la página web.
Inmediatez
Si hay algo que poco me gusta en esta nueva profesión es lo de la inmediatez. Ahora hay que mandar la noticia inmediata, y si tienes algo soltarlo. Pero claro, eso lo que produce es que no se reflexionen las noticias, que no se pueda hacer un análisis. Pongo un ejemplo. Estás en una rueda de prensa y el político de turno te cuenta una de sus milongas. “Vamos a construir 10.000 viviendas en esta zona”. Y lo publicas, pero luego cuando estás en la redacción, ya mirando documentación y con más tranquilidad, te das cuenta que eso es imposible porque solo hay espacio para 500. Algo así. Lo que quiero decir es que lo de mandar tan rápido la noticia te impide poder hacer un mayor análisis.
Titulares
Los titulares han cambiado mucho. Antes se intentaba decir muchos datos y dejárselo fácil al lector. Ahora ya no. La llegada de los periódicos digitales han provocado que se busque que la gente pinche en la noticia sí o sí. Y para ello hay que buscar un titular que capte la atención del lector y para eso, ya se sabe, necesitamos palabras llamativas, palabras que nos dejen impactado. Es lo que se conoce como clickbait. Pero claro, eso hace que algunos medios se pasan. Lo típico de Conoce aquí los mejores restaurantes. O eso de “un conocido futbolista ha tenido que pasar por el quirófano”. La verdad es que esto lo llevo muy mal.
Estos son solo algunos de los aspectos que puedo destacar del nuevo periodismo. No sé si decirte si es peor o mejor que lo que se hacía antes, lo que tengo claro es que es diferente, y que escribimos para gente diferente. Eso lo hablaré en otro artículo, el concepto de ¿para quién escribimos?