Cuando mis abuelos se iban de vacaciones solían contratar a una agencia turística que les planificaba el viaje de principio a fin, era la época de los viajes guiados en los que el tiempo libre brillaba por su ausencia. Esto nada tiene que ver con la manera en la que se planifican los viajes hoy en día.
Internet ha supuesto un marco enorme en el que hoteles, restaurantes y demás empresas del sector servicios se pueden anunciar, sin tener que pagar grandes cantidades de dinero. Esto es una ventaja para los consumidores que pueden por si mismos organizar su propio viaje, reservando hoteles y vuelos, comprando previamente entradas de hotel y incluso en algunos destinos los abonos de transporte.
Quizá el mayor adelanto que estamos viviendo en esta época es el de la proliferación de apartamentos turísticos. Esto nació al principio como una opción para muchas personas de alquilar una habitación a través de una App como Airbnb. Pero dado que se podían sacar muchos beneficios con este método, algunos usuarios profesionalizaron el servicio por medio de apartamentos turísticos.
Normalmente, estos apartamentos se ubican en los centros de las ciudades, ya que es más frecuente la rotación. Pero encontramos otras situaciones en los que se ofrecen apartamentos turísticos, como puede ser con las casas naturales o los propios resorts que disponen de apartamentos.
Un ejemplo de este último tipo de apartamentos, alejados de las ciudades, es Roda Golf & Beach Resort, un resort junto al Mediterráneo situado en un entorno natural inigualable en el que poder disfrutar de un campo de golf y una variada oferta de alojamientos, entre los que destacan los alojamientos vacacionales.
En el artículo de hoy vamos a hablar de los factores sociales y económicos por los que este tipo de alojamientos se han puesto de moda.
Las razones por las cuáles debemos apoyar este tipo de servicios
En primer lugar, la economía compartida atrae a nuevos turistas a ciudades y regiones rurales. Una gran parte de los usuarios no visitaría un destino si no existiese la posibilidad de hospedarse en alojamientos de particulares. Por tanto, no se produce una sustitución de los hoteles, sino que también se atrae a nuevos turistas, aumentando así el poder adquisitivo y la demanda.
En el ámbito urbano, los apartamentos turísticos hacen las ciudades más atractivas. Cuantas más personas viajan a grandes y pequeñas ciudades, más interesantes se vuelven estas. Los huéspedes de alojamientos turísticos gastan considerablemente más en establecimientos locales que en restaurantes impersonales de grandes cadenas hoteleras.
Esto conlleva beneficios adicionales para tiendas, restaurantes y cafeterías, artesanos y empresas de todo tipo, con lo que se generan y mantienen puestos de trabajo. Con estos ingresos adicionales las ciudades pueden mejorar sus infraestructuras, instituciones educativas y equipamientos turísticos.
Siguiendo en el apartado económico, mientras que los propietarios de alojamientos privados deben soportar cada vez más subidas de impuestos y ataques por parte de la administración, estos, sin embargo, contribuyen positivamente generando más ingresos fiscales. Nuestros anfitriones pagan sus impuestos y ayudan considerablemente a la recaudación pública. Nuestra empresa vela activamente para que esto sea así.
Desde el punto de vista de los turistas, este modelo supone, especialmente para grupos y familias, una oportunidad de poder viajar barato, pues se ahorran el coste de varias habitaciones de hotel. Además, así pueden pasar más tiempo juntos bajo un mismo techo, lo cual fomenta la convivencia y el espíritu en comunidad.
Hay que respetar que a muchos no les gusta pasar sus vacaciones en hoteles y complejos turísticos cerrados. Quieren experimentar el mundo de manera genuina y conocer gente. Esta manera de viajar crea experiencias vitales únicas y, a veces, hasta amigos para toda la vida. Una necesidad social que el sector hotelero tradicional no ha sabido identificar.
Por último, hay que tener en cuenta que la movilidad es imparable. Ya sea por estudios, por trabajo o por el placer de viajar: el futuro está cada vez más marcado por la movilidad y la labor de una sociedad bien formada es reaccionar a dicha tendencia. Por ello, hacen falta nuevas estructuras que respondan a estas necesidades, no solo en el ámbito del transporte, sino también en el del alojamiento. La experiencia de viajar debería estar marcada por la apertura y no por las limitaciones y prohibiciones.